Una enfermedad poco común en el mundo moderno comienza a preocupar a los virólogos.
Recientemente, Arizona ha registrado la primera muerte por peste en casi dos décadas. Esta enfermedad, poco común en el mundo moderno, sigue siendo endémica en algunas regiones occidentales de EE. UU. El paciente fallecido padecía la forma pulmonar de la peste, considerada la más letal y difícil de tratar. A pesar de su rareza, los especialistas enfatizan la importancia de conocer sus síntomas, modos de transmisión y medidas preventivas para una detección temprana y para evitar su posible propagación.

Las autoridades han señalado que el riesgo de infección por peste para la población en general sigue siendo bajo. Patrice Horstman, presidenta de la junta de supervisores del condado de Coconino, afirmó que no se divulgará información adicional sobre el fallecimiento por respeto a la familia, pero aseguró que la situación está bajo control.
Los expertos recuerdan que existen tres tipos de peste, causados por la bacteria Yersinia pestis: la peste bubónica, la peste septicémica y la peste pulmonar. La peste bubónica es la más conocida e históricamente significativa, responsable de millones de muertes durante la pandemia de la Peste Negra en el siglo XIV. Esta forma se caracteriza por la aparición de bubones (hinchazones) en los ganglios linfáticos. En el pasado, llegó a las costas occidentales de EE. UU. a través de ratas en barcos de vapor, cobrándose cientos de vidas.
A diferencia de la bubónica, la peste septicémica afecta la sangre, mientras que la peste pulmonar es la forma más rara y peligrosa, ya que afecta los pulmones y puede transmitirse por vía aérea. En el mundo moderno, los casos de los tres tipos son muy poco frecuentes. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en EE. UU. se registran en promedio siete casos de peste al año, la mayoría en las regiones del norte de Nuevo México y Arizona. La enfermedad circula naturalmente entre roedores, y la infección en humanos ocurre a través de picaduras de pulgas que se alimentan de animales infectados.
Se presta especial atención a la forma pulmonar, que puede transmitirse de persona a persona, aunque estos casos son extremadamente raros. El último caso registrado de transmisión de persona a persona en EE. UU. ocurrió en 1924. No obstante, existen casos de infección por contacto con gatos infectados, que son particularmente susceptibles a la peste y pueden contraerla al comer roedores infectados. El año pasado, en Oregón, se documentó un caso en el que una persona contrajo la peste bubónica de su gato, lo que subraya la necesidad de tomar precauciones.
Los síntomas de la peste pulmonar se desarrollan muy rápidamente e incluyen fiebre, debilidad severa, dolor de cabeza e inflamación pulmonar aguda, que se manifiesta como dificultad para respirar, dolor en el pecho y tos. Sin un tratamiento oportuno, la enfermedad es casi siempre fatal. Actualmente, no existe una vacuna contra la peste en EE. UU., sin embargo, con un diagnóstico temprano y el uso de antibióticos, la enfermedad es fácilmente tratable. Es crucial recordar que, en ausencia de terapia oportuna, la forma pulmonar de la peste siempre termina en muerte.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que, desde la década de 1990, la mayoría de los casos de peste en humanos se han registrado en África, especialmente en la República Democrática del Congo, Madagascar y Perú. En estos países, la enfermedad sigue siendo endémica, y la prevención incluye medidas para evitar picaduras de pulgas, eludir el contacto con animales infectados y sus tejidos, y reducir la población de roedores alrededor de edificios residenciales y comerciales, eliminando la basura y posibles fuentes de alimento.