A pesar de la reciente visita de estado del presidente de EE. UU. al Reino Unido, durante la cual el Rey Carlos III y la Reina Camilla presentaron un frente unido, persisten los rumores de una separación de facto dentro de la monarquía británica. Fuentes cercanas sugieren que Carlos y Camilla, casados en 2005, llevan «vidas en gran parte separadas», manteniendo una apariencia de normalidad por motivos de imagen y para proteger la institución monárquica.

Un informante reveló a Radar Online que, aunque en público la pareja real muestra unidad, especialmente dada la salud de Carlos III (a quien se le diagnosticó cáncer en 2024), la realidad en privado es diferente. Camilla prefiere residir en su casa de Ray Mill House en Wiltshire, mientras que el monarca vive en Clarence House. Los conocedores describen su unión como «un matrimonio en todo menos en el nombre», basado más en las apariencias y las relaciones públicas.
Camilla adquirió Ray Mill House en 1994, después de su divorcio de su primer esposo. Esta propiedad, con sus amplios jardines y piscina, siempre ha sido un refugio y un símbolo de independencia para ella, un lugar donde se siente libre de las exigencias de la vida real. De manera similar, el Rey Carlos considera su residencia en Highgrove como un santuario personal. Inicialmente, esta separación les ayudó a equilibrar su matrimonio, pero ahora parece indicar una creciente distancia en sus vidas.
Aunque su matrimonio podría no ser convencional, Camilla sigue apoyando a su esposo en su batalla contra la enfermedad. Sin embargo, según las fuentes, su vínculo actual se sustenta más en la Corona que en la relación personal.
Desafíos para la Monarquía Británica
La monarquía británica atraviesa momentos extremadamente difíciles. Los diagnósticos de cáncer del Rey Carlos y la Princesa de Gales, Kate, la ruptura con el Príncipe Harry y Meghan Markle, y el escándalo que rodea al Príncipe Andrés son solo algunos de los desafíos. En este contexto, formalizar los rumores de separación del rey enfermo y su esposa, y aún más, un divorcio legal (dado que ambos ya han pasado por divorcios anteriores), asestaría un golpe devastador a la reputación de la familia real.
Históricamente, el divorcio estuvo prohibido para los Jefes Supremos de la Iglesia de Inglaterra, posición que ocupa el monarca. Sin embargo, en 2002, las normas eclesiásticas se modernizaron, permitiendo a los divorciados volver a casarse en una iglesia. Este cambio hizo posible la boda de Carlos y Camilla en 2005.
El Precedente del Divorcio Real: Carlos y Diana
No obstante, la historia del divorcio de Carlos con la Princesa Diana demostró el efecto negativo de tales eventos en la monarquía. Su «gira del odio» en Corea en 1992, donde mostraron un evidente distanciamiento en público, fue un presagio de la separación inevitable. El anuncio oficial de su ruptura se produjo en diciembre de 1992, y el divorcio se finalizó en 1996.
En contraste con aquellos tiempos, cuando Carlos y Diana eran más jóvenes y su matrimonio estuvo empañado por infidelidades, la situación actual es diferente. El Rey Carlos III tiene 76 años, la Reina Camilla 78, y el rey lucha contra el cáncer. Su deseo de vivir separados puede explicarse por preferencias personales, pero un divorcio oficial en la actual crisis profunda de la monarquía sería percibido como una sentencia de muerte para toda la institución.
Análisis de Expertos
La experta en Inglaterra, Svetlana Firsova, considera que una formalización legal del divorcio es extremadamente improbable. Ella enfatiza que para la familia real, el divorcio es un golpe grave a su reputación. Dado que ambos ya han experimentado procesos de divorcio dolorosos, es muy probable que la pareja real intente evitar un desenlace similar para preservar la confianza en la monarquía, que ya se ha visto afectada tras el fallecimiento de Isabel II y los recientes escándalos.








